martes, 1 de febrero de 2011

Recomendaciones Enigma: La Cosa del Pantano de Alan Moore

En 1983, un joven Alan Moore que contaba apenas con 30 años desembarcaba en Estados Unidos y comenzaba a cambiar para siempre la historia del cómic norteamericano.

Hasta entonces, ya había dado muestras de su calidad guionizando seriales como V for Vendetta, Marvelman (ambos inacabados), Captain Britania, Halo Jones o D.R. Quinch para las publicaciones británicas, pero hacía tiempo que la menguada industria inglesa era incapaz de hacer justicia a su talento, tanto artística (historias de 6 a 8 páginas impresas en mala calidad y en blanco y negro) como económicamente. La oportunidad para expandir sus horizontes le vino gracias a la llamada del editor de DC Comics Len Wein, que le ofrecía guionizar la serie Saga of Swamp Thing a partir de su número 20.


Lo cierto es que no era un encargo fácil. Saga of Swamp Thing era una serie de escasa calidad que languidecía en los puntos de venta protagonizada por un personaje segundón que solo había disfrutado de cierta fama cuando fue dibujada por el clásico Berni Wrightson (su creador junto al propio Len Wein). Además, la serie se encuadraba en el género de terror, aunque tratándose de una publicación de DC Comics (o Marvel Comics, tanto da) esto venía a significar "tebeos de superheroes en los que salen monstruos". Sin embargo, Moore sabía que ésta era su gran oportunidad para alcanzar el éxito como guionista y la aprovechó al máximo.

Moore se replantea a fondo qué hacer con el personaje. Estudia su historia anterior y llega a la conclusión de que el planteamiento original de Wein y Wrightson está completamente agotado, así que nada más llegar a la serie cierra todos los cabos sueltos dejados por el anterior guionista de la serie, Marty Pasko, y cambia para siempre la esencia del personaje con un episodio que se convierte en un auténtico clásico: Lección de Anatomía (Saga of Swamp Thing 21). A partir de ese momento, comienza a dar una lección magistral de lo que debe ser un cómic de horror. Hasta entonces, los tebeos de terror habían consistido por lo general en pequeñas historias cortas con finales más o menos sorprendentes, siguiendo la estela iniciada por los clásicos relatos de la editorial E.C. Comics y continuada en la década de los setenta por publicaciones como Creepy o Eerie. Consciente de que esta fórmula solo sirve para narrar pequeñas anécdotas y que el cómic carece de herramientas como la música, el sónido o los efectos visuales, Moore aprovecha al máximo las herramientas de las que dispone: una prosa elegante y hermosa (a años-luz de lo visto hasta entonces en el cómic estadounidense más comercial), los flashbacks cruzados, dobles sentidos en contraste o contrapuestos entre el texto y la imagen, etc. A todo esto ayuda enormemente la labor de los dibujantes Stephen Bissette y John Totleben, recien ascendidos a la titularidad gráfica de la serie y con ganas de comerse el mundo (y que harían con toda seguridad el trabajo de sus vidas).

El propio Moore ha afirmado en repetidas ocasiones que sus primeros pasos en la serie fueron de aprendizaje, ya que tuvo que amoldarse al hecho de guionizar historias de 22 páginas después del formato mucho más restringido de 6 a 8 páginas con el que trabajaba en Inglaterra. Sin embargo, Observando la calidad de Lección de Anatomía, su primera historia en la serie, es innegable el talento innato que siempre ha tenido el guionista inglés para dominar todas las herramientas propias de la historieta. Desde el principio, Moore comienza a introducir subtramas en la serie y acabará desarrollando una macrosaga, American Gothic, que se convertirá en un referente del cómic de horror y donde se revisitarán todos los elementos clásicos de las historias de terror (vampiros, hombres-lobo, asesinos en serie, zombies...). La nueva edición de Planeta DeAgostini es más que aceptable, y permite reunir toda la etapa de Alan Moore en tres lujosos tomos. El primero de ellos comprende todos los episodios previos a American Gothic, es de esperar que el segundo tomo incluya dicha saga de forma íntegra dejando el tercer tomo para los episodios restantes.

Si no tenéis la serie, es una oportunidad perfecta para hacerse con ella. Si la tenéis, dependiendo de vuestro frikismo, comenzaréis a morderos las uñas sin saber qué hacer. Os entiendo perfectamente, yo estoy en este último grupo...

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